El pasado 30 de septiembre de 2020 tuvo lugar el fallo del Premio Nacional del Concurso de Proyectos del Foro Cerámico Hispalyt del curso 2019-2020, por el que el colegiado COAS Carlos Montes González, de la ETSA Sevilla, resultó ganador del Premio Nacional y también del Local de este certamen que consistía en diseñar una Capilla en el Camino de Santiago, Carrecalzada (Palencia) con fachadas de ladrillo cara vista. Montes ha contado con la colaboración de Francisco Javier Fernández y Agustina Coulleri.
Al Premio Nacional de este concurso han concurrido los ganadores y mencionados en los Premios Locales en Escuelas, para estudiantes de las Escuelas de Arquitectura inscritas al Foro Cerámico, y en el Premio Local Hispalyt, para estudiantes de las Escuelas de Arquitectura de toda España en las que no haya habido Premio Local Escuela.
En el Premio Nacional participaron un total de 30 propuestas, correspondientes a los ganadores y menciones de los Premios Locales en las Escuelas de Arquitectura de Barcelona-La Salle, Barcelona-UPC, Alicante, Sevilla, Málaga, Navarra, Valencia-UPV, Zaragoza y Madrid-CEU, así como del Premio Local Hispalyt.
El Jurado del Premio Nacional estuvo compuesto por arquitectos como José Ignacio Linazasoro, José Antonio Martínez y Manuel Portaceli. Además de Enrique Sanz, director de la revista conarquitectur, y de Pedro Rognoni, presidente de la Sección de Ladrillos Cara Vista de Hispalyt, promotora de este concurso.
El proyecto para la Capilla en Carrecalzada que propone Montes comienza a materializarse a partir de la ruta del Camino de Santiago. El peregrino se aproxima al lugar acompañado del paisaje característico de Palencia: construcciones rurales situadas en medio de campos sembrados, donde los árboles estratégicamente colocados marcan puntos de atención verticales en medio del vasto horizonte. Desde el puente de piedra que cruza el arroyo Valdelauta el caminante ya puede divisar el hito que señala el lugar a intervenir. Se trata de una construcción en ladrillo cara vista materializada en un muro curvo el cual, en su lado cóncavo, contiene el campanario de la Capilla. Desde este hito hasta la Catedral de Santiago de Compostela el peregrino tiene 408 kilómetros de camino por delante.
Ante un solar que es 32 veces y media mayor que su superficie, explica montes en la memoria del proyecto, la Capilla se coloca próxima a la corona sur de árboles, cerca del canal y alejada del campanario que ha guiado al caminante hasta allí. Todo el terreno restante es diseñado como un gran espacio ajardinado. La estrategia de implantación consiste en crear un camino ritual hasta el dilatado encuentro con el templo que se coloca justo detrás del pequeño promontorio. De esta manera el visitante se mueve a lo largo de un jardín que se proyecta siguiendo el diseño de los campos sembrados próximos; la Capilla bebe de su entorno. La vegetación utilizada es de la misma familia de plantas que se encuentran en el territorio y responde más a un paisaje natural con su propio orden biológico que a un jardín en el sentido clásico de la palabra. En medio de él, se abre paso un sendero zigzagueante que por momentos desplaza a la Capilla a un segundo plano. Este sortea obstáculos, como las plantas sembradas, los desniveles propios del solar e incluso el estanque de agua contiguo al templo, para experimentar con más intensidad el hallazgo del edificio dedicado a la oración y meditación.
La nueva Capilla, la cual posee una proporcionalidad entre sus lados igual a la razón áurea, se proyecta para ser realizada íntegramente en ladrillo cara vista, desde la estructura portante hasta los pavimentos interiores y exteriores. Una sucesión de arcos portantes denota la simplicidad del esquema constructivo, escogido no solo por la posibilidad de cubrir grandes luces, sino también por la tradición constructiva del lugar.
La sección transversal evidencia la asimetría en el radio de los tres arcos que dan forma al edificio, correspondiéndose cada uno de ellos con el tipo de espacio que debe cualificar. Así, el arco de menor radio da pie al deambulatorio norte, a la vez que marca el ingreso a la capilla por la fachada poniente. El arco de radio medio contiene el deambulatorio sur, espacio semicubierto dedicado al ocio y la relajación del visitante. También es este radio el que delimita el espacio de los sanitarios, a poniente. El arco de mayor radio alberga el hall de ingreso, lugar donde se recibe al peregrino y, como dicta la tradición, se procede a sellar su compostelana.
En el extremo opuesto son los mismos arcos los que cierran el espacio de la Capilla propiamente dicha. Ella constituye el lugar más íntimo y recogido del conjunto. En su extremo oriente se anexa un pequeño patio circular que contiene la cruz. Esta se coloca paralela a la tierra y se sostiene gracias al muro cóncavo de cerramiento. Es la luz natural la que finalmente hará evidente el símbolo cristiano.
La construcción de la Capilla es posible gracias a tres cimbras de madera de distintos radios. La oportunidad de diseñar el mobiliario viene acompañada de la voluntad de reutilizar dicha madera. Así ciertos objetos como los bancos, las mesas del deambulatorio sur y el altar son concebidos a partir de las cimbras que ya han cumplido su propósito constructivo. Así mismo, una de las cimbras es utilizada como molde del bebedero para animales que se encuentra próximo al ingreso poniente. El diseño de una silla con tres apoyos, realizada también en madera, completa el catálogo mueble propuesto para la capilla.
Finalmente, los detalles que sutilmente se introducen en el proyecto son ejecutados con un único modulo cerámico Hispalyt de 12 x 24 x 5cm. Los mismos se aprecian tanto en la fachada poniente como en el patio interior de la Capilla, detrás del altar. Al seccionar dicho módulo se amplían las posibilidades combinatorias en función del efecto que se quiere lograr. De esta manera, los muros del recinto suman una componente táctil y visual inesperada sin necesidad de recurrir a otro nuevo material.