El arquitecto y periodista colaborador del diario Lanza, Diego Peris, que se está encargando de elaborar un libro que verá la luz próximamente sobre la arquitectura industrial de Corral de Calatrava, formando así parte de la colección de Cuadernos sobre el Patrimonio de Corral, ha publicado en el citado periódico provincial un interesante artículo sobre el estudio que la doctora en historia Pilar Molina Chamizo, ha realizado para la misma colección, titulado Historia de dos Parroquias .
A continuación reproducimos el artículo íntegro de Diego Peris publicado en el diario Lanza.
Hay municipios de nuestra provincia que tienen la suerte de contar con estudios sobre su historia, sus edificios singulares, sus acontecimientos notables o personajes importantes nacidos en la localidad. Historiadores nacidos en la población, personas interesadas por diferentes razones en su vida van dejando constancia de los acontecimientos que han tenido lugar en diferentes momentos. Y así pueblos como Almagro, Daimiel, Herencia, La Solana, Puertollano, Villanueva de los Infantes y otros muchos tienen escrita su historia, organizado congresos o celebraciones para recordar su vida y plasmarla en diferentes publicaciones.
Corral de Calatrava tiene la suerte de tener dos historiadores vinculados al municipio como son Francisco Alía y Antonio de Juan que, con el impulso de su alcalde Andrés Cárdenas han conseguido dejar constancia de la vida y de la actividad en el municipio desde sus orígenes a la actualidad. Hace años, con motivo del centenario del cardenal Monescillo se celebraron una serie de conferencias que quedaron recogidas en dos volúmenes, uno de ellos sobre el cardenal y otro más específico sobre el pueblo de Corral. Y recientemente otro ciclo de conferencias sobre el municipio y diferentes aspectos de su vida.
Las dos iglesias de Corral de Calatrava
Fruto de esas conferencias el municipio ha comenzado a publicar los Cuadernos de Corral de Calatrava que recogen esas conferencias. El primero de ellos escrito por Pilar Molina Chamizo titulado Historia de dos parroquias, recorre el origen y la realidad de Nuestra Señora de la Paz y la Anunciación de Nuestra Señora. El libro comienza recordando la dependencia original de Corral de Caracuel hasta que se emancipó a finales del siglo XIV con la calidad de villa.
Se inicia con la historia del siglo XV, la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Paz y su emancipación de la parroquia de Caracuel. Un larguísimo pleito que comienza en 1514 y llega hasta 1540 entre los ayuntamientos y parroquias de la Asunción de Caracuel y la Inmaculada Concepción de Cañada. Un pleito documentado en el Archivo Histórico Nacional y que presenta una relación curiosa entre los diferentes municipios. Caracuel intentó basar su primacía sobre Cañada argumentando un antiguo acuerdo con los vecinos de Corral, suscrito en la villa de Almagro que da información sobre la primera iglesia de Corral que ocupaba el lugar donde ahora se levanta la ermita de Nuestra Señora de la Paz. Caracuel no quería que una nueva iglesia construida en Corral se convirtiera en parroquia independiente. Y para ello redacta un conjunto de cláusulas que postergaban a Corral a una condición secundaria y dependiente de Caracuel. A finales del siglo XV los visitadores documentan la existencia de dos campanas y una construcción modesta de una sola nave con cabecera recta.
El siglo XVI
El principio de siglo trae cambios importantes: Caracuel se despoblaba y Corral prosperaba protegida por las jerarquías de la Orden y por ello pasó de llamarse Corral de Caracuel a Corral de Calatrava. En el viaje que realizan los visitadores de la Orden de Calatrava en 1502, fray Pedro de Aguayo y fray Pedro de Noya examinaron las cuentas de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Paz y piden que no se realicen obras en esta iglesia pues el edificio era muy pequeño y se pensaba construir uno nuevo en el centro del pueblo más acorde con los tiempos. Comienza por otra parte un periodo de decadencia para la iglesia de santa María de la Paz que queda como una modesta ermita mantenida por las aportaciones de los vecinos de Corral.
Cuando los visitadores lleguen a Corral en 1520, fray Gonzalo de Arroyo y fray Alonso Valenzuela encontraron reparada la ermita y construida la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación gracias a las donaciones del difunto comendador Gutierre de Padilla. Era una iglesia de tres naves, prueba de la pervivencia de un modelo de raíces medievales que entronca con la tradición de las construcciones calatravas de la zona. Iglesias de la provincia como Santiago de Ciudad Real o Nuestra Señora de las Angustias de Arenas de san Juan, la ermita de Alarcos o la de Nuestra Señora de la Vega de Torre de Juan Abad siguen este modelo.
La iglesia de la Encarnación no tenía retablo sino un lugar sencillo para depósito de la custodia. Y por ello los visitadores ordenaron que se trajese desde Almagro a un buen maestro de pincel llamado Jerónimo Hernández, para que, en torno a la custodia, sobre el yeso de la pared hiciese una forma o manera de retablo. El suelo se tenía que enladrillar y enlucir sus paramentos. La torre apenas se había comenzado a realizar. En este momento había en el pueblo una segunda ermita con la advocación de santa María Magdalena. Diferentes documentos de los visitadores en años sucesivos van dando cuenta del estado de la iglesia. En 1575 se envía al pueblo el cuestionario de las conocidas Relaciones Topográficas. Cuando a finales del siglo XVI visitan Corral, don Diego de Córdoba Ponce de León y el doctor fray Joan Dávalos ordenan diferentes reparaciones en la iglesia y la ermita de la Paz que estaba razonablemente bien conservada.
Los siglos XVII, XVIII Y XIX
La visita de principios del siglo XVII se realiza con gran ceremonial y deja constancia del estado de la iglesia y de la ermita. Los visitadores dejan documentos interesantes del estado de la iglesia, de la creación de altares y colocación de imágenes, En las primeras décadas del siglo XVIII la parroquia de la Encarnación presentaba problemas de estabilidad en sus cubiertas de madera y en sus torres. Las obras de reparación se adjudican al maestro almagreño Carlos Barrera que abandona la actuación. En 1740 se aportan las cantidades necesarias desde Madrid y las obras las realiza Juan Arenas el Menor vecino de Consuegra. En 1742 se nombra dos maestros expertos en obras y carpintería, fray Alonso López de la Orden de santo Domingo residente en el convento de la Orden en Ciudad Real y Joseph Navas maestro de carpintería también vecino de Ciudad Real. Las obras que piden realizar las ejecuta Juan Arenas Abad.
El terremoto de Lisboa que causa graves daños en muchos lugares de la provincia también lo hace en Corral. Y en 1760 Rafael de Medina, maestro de obras, vecino da Daimiel realizó las primeras actuaciones en Corral, Valdemancos, Cañada y Cabezarados. Un proyecto más ambicioso lo realizó Juan Joseph Mollor Briones entre los años 1764 y 1768 con el arreglo de cubiertas y la construcción de un nuevo cuerpo de campanas en ladrillo con chapitel de pizarra. De finales del XVIII hay dos descripciones detalladas del edificio, una de 1792 y la otra de 1798. Junto a los documentos de los archivos el propio edificio sigue siendo el documento esencial de su conocimiento.
Los problemas del siglo XIX hacen que el culto se traslade durante años a la ermita de la virgen de la Paz. Con la ayuda de la herencia de Monescillo y el esfuerzo municipal se restaura el edificio y la torre levanta su altura de manera que a finales del siglo XIX la ermita de la Paz y la parroquia de la Encarnación definitiva y oficialmente conocida como de la Anunciación estaban en buenas condiciones. Un excelente estudio de Pilar Molina, publicado por el ayuntamiento de Corral de Calatrava que ayudará a los vecinos de Corral a apreciar su patrimonio religioso. Diego Peris