(Artículo publicado por Diego Peris en el Diario Lanza en mayo de 2017)
En muchos de nuestros pequeños municipios se ha desarrollado una actividad industrial, relacionada fundamentalmente con los recursos naturales de la zona. En Corral de Calatrava que llegó a tener más de dos mil habitantes a principios del siglo XX se desarrolla una actividad industrial interesante.
En muchos de nuestros pequeños municipios se ha desarrollado una actividad industrial, relacionada fundamentalmente con los recursos naturales de la zona. En Corral de Calatrava que llegó a tener más de dos mil habitantes a principios del siglo XX se desarrolla una actividad industrial interesante. Ya a mediados del siglo XX Madoz reseñaba cuatro molinos hidráulicos que seguirán funcionando hasta mediados del siglo XX con las transformaciones de algunos de ellos en nuevas instalaciones para la producción de energía eléctrica.
El principio del siglo XX.
Los Anuarios de Comercio publicaban las actividades de los municipios españoles recogiendo una interesante información de cada uno de ellos. El Anuario de Comercio de 1905 decía de Corral de Calatrava: Villa con Ayuntamiento de 2.128 hab., a 20 kilómetros de Almodóvar del Campo, tiene fábricas de tejas y ladrillos. Entonces era alcalde Mariano García Quero y secretario Enrique Casado. El pueblo tenía un juez municipal, fiscal, secretario, párroco, profesor y profesora para la instrucción pública. Había cuatro constructores de carros y se señalaban los molinos de harinas de Vicente Cárdenas y Sabas Calvillo. La Fábrica de tejas y ladrillos estaba a nombre de José Castellanos y Lázaro Zamora. Estaban presentes las industrias harineras que iban evolucionando y las de tejas y ladrillos. El Anuario de 1911 señala las mismas actividades con propietarios diferentes que mantienen la actividad. Se señala ya la presencia de los cosecheros de vinos: Emiliano Monescillo; Antonio Rubio y Tomás Yébenes.
En 1943 ya aparecen las industrias relacionadas con la alimentación con mayor fuerza. Siendo alcalde don Conrado Morales se indican como cosecheros de aceite a Eugenio Hidalgo, Luis Hidalgo, Antonio Marín, Conrado Morales, Domingo Morales, Maximiliano Morales y Enrique Sánchez. Hay en ese momento dos molinos de aceite: el de Antonio Marín y el de Maximiliano Morales.
La actividad de producción harinera la desarrolla Sotero Hernández y se indica la presencia de la Fábrica de Harinas la Electro harinera de Sotero Hernández y Felipe Lafuente y los molinos de José López y Nicolás Sánchez. La Fábrica de tejas y ladrillos continúa su actividad y está a nombre de José Carazo. Se señalan como exportadores de embarque de uva a Antonio Marín y Emilia Monescillo y en cosecha de vino Eugenio Hidalgo, Antonio Marín y Anastasio Salas. Productores y empresas que continúan presentes en las décadas siguientes.
La segunda mitad del siglo XX.
La llegada del siglo XX no supuso para Corral de Calatrava novedades importantes, pues la estructura socioeconómica siguió siendo similar: eminentemente agrícola, latifundios, alguna industria de transformación del vino, aceite y fábrica de ladrillos. En el Archivo Municipal se recoge la relación de industrias de 1963 y el conjunto de los expedientes de apertura desde 1930 a 1988.
Para cumplir con lo establecido en el Reglamento de actividades nocivas, insalubres y peligrosas, el ayuntamiento elabora un listado de 78 actividades que remite al Gobierno Civil y que denomina: “Relación de actividades radicadas en este término municipal respecto de las cuales se considera no molestas ni alterar las condiciones normales de salubridad e higiene del medio ambiente ni ocasionar daños a las riquezas públicas o privadas o entrañar riesgos para las personas o bienes. Una relación de actividades que da idea de la vida comercial y de producción de la población en ese momento
El Anuario comercial manchego 1965-1966 dedicaba tres páginas a Corral recogiendo las actividades de la población en ese momento. Continúan activas la fábrica de cerámica Virgen del Prado, de conservas, de harinas, de mosaicos, diferentes bodegas y almazaras. Un momento en el que todavía estaban funcionando muchas de las industrias de la población.
Las estructuras conservadas.
Con el paso de los años, las nuevas tecnologías, los cambios sociales y económicos, muchas de estas actividades van desapareciendo. Pero curiosamente se conservan en pie edificios e instalaciones que eran los espacios donde se desarrollaba esta actividad industrial.
Corral tuvo dos almazaras funcionando en su momento. Una de las almazaras se conserva tanto el edificio como toda la maquinaria de trabajo. El molino con tres ruedas troncocónicas y la prensa de aceite junto con todas las herramientas de trabajo permanecen intactas en la instalación. Un edificio con cubierta a dos aguas y estructura de madera que tiene adosado otro elemento más bajo donde llegaba la aceituna y entraba a la zona del molino. En ese mismo espacio, en el margen derecho, la zona de decantación para liberar el aceite de los residuos. Se mantiene así en pie una instalación que funcionó hasta 1988 produciendo aceite de excelente calidad.
Junto a la almazara diferentes bodegas tenían importante actividad en la población. De ellas dos con importante producción conservan sus instalaciones. La bodega de Manuel Marín situada en la calle María Cristina tiene las instalaciones de recepción y llegada de la uva y tres jaraíces verticales. Y sobre todo tiene la nave de tinajas de barro con una interesante cubierta de madera que se mantiene tal y como estaba en los momentos de actividad. Una bodega de escala media que recogía los cultivos de uva que en aquel momento existían en el municipio y que incluso exportaba al extranjero.
La bodega de Antonio Marín en la calle del Pez conserva la nave de tinajas de hormigón realizadas por expertos de Villarrobledo. Un conjunto de tinajas de unas 550 arrobas cada una y que en su conjunto llegan a tener unos 110.000 litros de producción. Actividades que cubrían la demanda de la población y la venta a otros lugares. La tejera, ya prácticamente desmantelada en sus instalaciones, tiene una nave antigua con soluciones constructivas de gran interés. Un conjunto de edificios construidos en su mayor parte con los materiales que se fabricaban en la misma.
Recuerdos de una historia reciente que deben documentarse tanto en su realidad física como en sus prácticas todavía recordadas por sus propietarios o familiares y que forman parte de la historia de la población. Es el momento de recopilar la documentación sobre su funcionamiento, sobre los procesos de trabajo, las gentes que trabajaban en estas instalaciones. Porque estas construcciones, su maquinaria y sus formas de hacer son el testimonio del trabajo de generaciones que han desarrollado su vida en Corral de Calatrava. Y por ello son testimonios de singular importancia para la historia de la población.